En vez de los tres mil ducados toma seis.
Aunque dividieras cada uno de ellos en seis, no lo aceptaria. Quiero que se cumpla el trato.
¿Y quién ha de tener compasion de tí, si no la tienes de nadie?
¿Y qué he de temer, si á nadie hago daño? Tantos esclavos teneis, que pueden serviros como mulos, perros ó asnos en los oficios más viles y groseros. Vuestros son; vuestro dinero os han costado. Si yo os dijera: dejadlos en libertad, casadlos con vuestras hijas, no les hagais sudar bajo la carga, dadles camas tan nuevas como las vuestras y tan delicados manjares como los que vosotros comeis, ¿no me responderiais: « son nuestros?» Pues lo mismo os respondo yo. Esa libra de carne que pido es mia, y buen dinero me ha costado. Si no me la dais, maldigo de las leyes de Venecia, y pido justicia. ¿Me la dais? ¿sí ó no?
Usando de la autoridad que tengo, podria suspender el consejo, si no esperase al Dr. Belario, famoso jurisconsulto de Pisa, á quien deseo oir en este negocio.
Señor: fuera aguarda un criado que acaba de llegar de Pádua con cartas del doctor.
Entregádmelas, y que pase el criado.