STELLA 147 de las apariencias, mi buen amigo, concluyó, tomando el brazo que le ofrecía su primo.
La terraza quedó abandonada; la comen rencia se diseminaba nuevamente por los salones, donde se bailaba como si se empe- zara recién, Máximo que permanecía solo allí, se recostó en un ancho diván y púsose á fumar,
Miraba las espirales del humo azul de su cigarro y su pensamiento vagaba.... «(Qué lástima de muchacha! Con wn imbécil como Enrique. .... imbécil de la peor especie... ¿Jástima, por qué? Es de una familia de alta posición y de fortuna; su propia familia. Ella es encantalora, es cierto, pero al fin la pariente pobre en la casa rica, y debe cono- cer demasiado su encanto, para resignarse á ese rol, 6 4, cargar con el pobre diablo que le destinarían para. marido en la casa... - ¿X Ava
¡Pero con el cretino de Enriquel María?....... Es riquísima la cbiguilina, Ca- sarse...... casarse esa muñeca. .... Conocerá
la vida más pronto; voilá tout. Serán uno, dos, seis años felices, y después se dispu- tarán..... ¿Quéson dos, seis, diez años en una existencia? ¡Qué larga, qué aburridamente larga es la vida del bombre!....... Alex tiene realmente un atractivo especial; hay en ella para todos los gustos».
Se adormeció 4 medias, y á medias cerró los ojos. Los abrió al ruido de unos pasos; Montero y el Ministro sueco entraban del