STELLA 163
Alex, después del baile de su tío, formaba sa parte de la sociedad porteña, En las fes- tas, á que había asistido con la familia ó con Dina, habíasido muy cortejada; era la mu- chacha de moda dela «estación».
El placer que sintiera en los comienzos iba achicándose 4 medida que notaba el efecto que causaba en la casa, Isabel estaba doble- mente celosa; por su triunfo de salón y por las distinciones de Montero, aunque ella no las aceptara, y él tratara de disimularlas.
Un solo momento no imaginaron que pu- dieran pasar esas distinciones de un ro les era insoportable la idea de que otros lo creyeran, y «la belleza» hiciera ante esos otros, un mal papel.
Clarita, comprometida con Enrique, babía sorprendido apartes agitados entre ambos miradas de codicia en su padre, Y se decí «no es Alex mujer de enamorarse de Enrique ni de papá, pero es mujer como para enamo- rar á los dos. Nose le importa de ellos un comino; pero si le importa salir de manos de misia Carmen y Cía. Más que tonta sería si no aspirara á emanciparse de una tutela an- tipática, á ocupar una alta posición. Y á pa- pá lo llevaría de las narices; ya está chocho como para ofrecerle on babero. Conozco bien 4 papá; sí, es la primera vez que algo lo do- mina... ¡Y ella, cómo se demuestra amable- mente ¡odiferente!... ¡Cómo sabe atrapar á los hombres, ésta!... Enrique le daría la posición,