STELLA En
á mirarla. Al rato se dijo enternecida: «En una casa así, nació mamá».
El <Ombús pertenecía á misia Carmen por herencia de su madre, y su campo lindaba con los de su hermano Máximo, vastísima exten- sión heredada á la vez de la madre, de sus tios Esteban y Fermín, aumentada aún con lo que había tocado 4 Micaela, que él compró.
Don Luis, dedicado á su estancia de Puán, la antigua de su padre, descuidaba esta otra, que se sostenía bajo la vigilancia de un yordomo, excelente hombre, pero poco en- tendido y cuyas atribuciones, muy limitadas, impedíanle adelantar.
La tamilia, que pasaba todos los años un mes en la de Puán, venía al «Ombú» por mi- lagro.
Eu cambio, Máximo había formado un es- tablecimiento grandioso, modelo de estancia moderna, de cabaña y de mansión señorial. No teniendo casa establecida eb Buenos As res, depositaba en esa mansión los tesoros de arte que adquiría en sus viajes, y en ella vivía casi todo el tiempo de su permanencia en el país.
Tesoros guardaba también el «Ombú». La vieja casa colonial de techo hajo y ancho co- rredor, que se había tenido el piadoso buen gusto de no rejuvenecer, y los muebles de su misma edad, que guardaban el sello del tiem- po en que fueron construídos. El ambiente que lo envolvía todo, conservaba Ja alegría