STELLA 25 que hoy están por vos, estarán mañana con- tra vos, y viceversas.
En el renacimiento de su joven optimismo y de su hermosafe, dió á estas palabras es- <ritas para enseñar al hombre la volubilidad del hombre, un sentido distinto: el de una jus- ticia infalible; y ese pensamiento de excep- ticismo tan amargo afirmó sus creencias.
Juzgó sus propios actos y sus propios sen= timientos; no tuvo para ellosni severidad ni indulgencia. Sabíase mujer, que es flaqueza, y noextrañaba haber caídoen la tentación No se creyó una víctima ea su renunciamien- to, porque veía en ese acto la obediencia $ una necesidad de su alma en su amor por su hermana, y el sometimiento de su voluntad 4 motivos y circunstancias que no podía ella destruir
Su gran claridad persistía,
Se arrojó entonces consus niños en el abis- mo consolador de la naturaleza, y ahí entre el recuerdo y el olvido, su inteligencia entró en el desarrollo completo de su fuerza y de su armonía, y nacieron en ella nuevas ideas, que se desenvolvieron con toda libertad y tomaron su forma definitiva.
Sus discípulos aumentaban cada día. No eran únicamente los hijos del mayordomo, del capataz y de los puesteros de don Luis y de Máximo losque asistían 4 su escuela al airelibre. Llegaban de todos lados y de to- das partes; de las estancias vecinas, de los