STELLA ES nos hace empalidecer, la que evitamos tocar por demasiado delicada 6 dolorosa, de pron- to, un buen día empieza á escaparse por nuestra hoca, en palabras, como chispas de un incendio oculto? Tarspoco supieron ellos por qué en ese momento, quisieron decir lo «ue antes habían querido callar,
Volvió ella 4 él sus ojos, en los que había tal intensidad de expresión, que creyó que iban á hablarlo. Recordando lo sucedido se alarmaba su altivez, y pensó que quien extra- ñaba su afirmación, sentado ahí frente 4 frente, no había tenido tna sola palabra de protesta para la injusticia y la difamación; un solo movimiento de protección 6 de sim- patía para la que las sufría. Lo recordaba como si acabara de saberlo; y también el dolor lacerante de sus decepciones agrandado entonces con esa otra decepción
El, mirándola fresca y juvenil con su ves- tido de rauselina y su corona de multiflor, pensó en lo que antes lo dejara perfectamente indiferente, y viniéronle á la memoria con sabor amargo: las murmuraciones de la fa- milia, las señas del espejo, el ramo de rosas los guantes de Espinosa, la visita al ban, quero...... No, Alex no era la vencida por elobstáculo: se retemplaha, sí, para la vida, y tomaba fuerzas para saltarlo.
El expresivo silencio iba á cesar.
—Alex, Miguelito se está peleando 4 from pís con Carlitos, gritó la Perla,