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STELLA 268

La sensación de absoluto aislamiento, allí en el campo, lejos de las ciudades y las gen- tes, en la compañía purísima é invisible de los ninos, que se hacía sensible al llegarles en sus voces y gritos de alegría desde el jardín, mezclados al perfume delas rosas, endulzaba aán más para ambos un placer, al que ya no intimidaban recuerdos, desconfianzas 6 temo- res inmediatos.

—Se lo haré conocer, prosiguió Alex, por- que necesito sujuicio y su consejo. Mi trabajo es material únicamente; interpreto lo que tan sólo Él podía concebir . Enhebro sus perlas de Oriente, en el miserable hilo de que yo dispongo, Recojo sus cantos, sus admi- tables cantos de poesía; soy el devoto y bumilde rapsoda de mi padre.— Y con una voz más velada y más honda terminó: Sí, es necesario que usted conozca la pura, fecunda, alta, trágica vida de Gustavo Fussiler.

—; Y contada por usted, Alejandra! excla- mó Máximo, cuya vozse había velado al con» tacto dela de la joven.

—; Oh, yo!....... Las obras intelectuales de- ben ser todo cerebro y la mía es todo co- razón.

—No estoy con su teoría, Alex. ¿Sabe al- guien dónde termina el cerebro y empie- za el corazón? El cerebro no es un de: posito especial del espíritu, es tn.corona- miento de todo el organismo, y yO creo que todo el orgavismo humano es intelectual ; que