STELLA 9
5 previsora, que los otros, admiradores de su gran talento, recogían y pensaban, Se condenaba, se fustigaba —No hablemos, es mejor, de estas cosas» ijoles; más bien debemos fingir iguorarlas. ¿No les parece, mis amigos, que el confesarlas y no remediarlas, se parece mucho á ci nismo?
Se encontró que lo que él decía era la razón y era la verdad, y la conversación prosiguió animadísima, aleteando sobre el tema. A una Observación que se hizo, Máximo agregó:
— Aquí se ocupan demasiado de las perso- nas y muy poco de las cosas, de las ideas, de lo que permanece. Por eso nuestra política está llena de sorpresas y la sociedad de chis- mes... No es que los hombres sean peores que en otra parte; es cuestión de educación y de escuela, .... Esla política de la aldea exigi da en sistema de gobierno. . . Losrusos ejerci tan más derechos políticos que nosotros, y el Zartiene menos poderefectivoque nuestro Pre- sidente. Poseemos la etiqueta de los grandes progresos... Hay síntomas atroces, que vemos losque estamos lejos. Se está enesos malos mo- mentos que tienen los pueblos, en los que se menosprecia la verdad, y en que las virtudes arrancan sonrisas compasivas.... ¿Saben de qué me he asustado el otro día yo, que ya no me voy espantando de nada... ,? Que en wo grupo de hombres políticos, no conformes <on la situación ni con la marcha del país,