154 STELLA dujo cerca de su patrón, que permanecía en cama, á don Felipe Suárez, su apoderado y sa hombre de confianza, con quien conferenció hasta las tres. Salió éste y volvió 4 las seis; venía de adquirir para su poderdante la es- tancia del «El Ombú». No se trata de un negocio para mí, sino de una ventaja para Luis, ha'íale dicho Máximo; manifieste que necesito ese campo para ensanchar la Atala- ya. Oftezca por él lo que ellos no se atreve- rían á pedir», Don Felipe, vivísimo, y que algo sabía de la situación de los Maura, en- tendió lo que se quería; trató con Carlos y Linares, y traía la negociación termipada, con grandes ventajas para el vendedor, Era el primer paso que daba su euñado para ali- viarlo. Don Felipe quedó encargado de res- catar la hipoteca de la estancia de Puan y de las otras propiedades. «Lo cue me pro- pongo es convertirme yo en único acreedor de Luis, dijo Máximo, "No aceptaría él otra cosa, como es natural. Y es una suerte, por- que así, interviniendo usted eu los asuntos, hay la seguridad que en dos años esa for: tuna se habrá afirmado. Deseo ayudar Emilio: lo pondré bajo su dirección, don Fe- lípe. Es un muchacho que vale. Por aho- ra, los servicios hipotecarios no se harán, pero más adelante seguramente Luis exigirá que se reciba el dinero correspondiente. Para entonces, —¡quién sabe donde andaré yo! —ese dinero lo depositará usted á favor de mi
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Apariencia