descuidados estén, da un fuerte grito: "El Mar Pacífico está en calma"; pronunciado ese grito, todos deben correr, incluso el pescador, a sentarse en cualquier asiento; como el número de asientos es menor en una unidad que el de jugadores, forzosamente se quedará uno de pié, que pasa a ser el pescador y se reinicia el juego.
Puede jugarse también, al hilo del recitado de los siguientes versos de Gabriela Mistral:
1. Oye, tú, lindo pescado
serás el congrio encarnado.
2. Y tú, la anguila, el pez hebra
largo como una culebra.
3. Tú, la sardina barata
de las escamas de plata.
4. Yo, e deforme tiburón,
y yo, el sabroso salmón.
5. Tú eres la trucha criada
en agua dulce y salada.
6. Yo, el ridículo lenguado
de los flancos aplastados.
7. Si eso sois. Dios así os hizo,
así os formó o así os quiso.
8. La pescadora en mí ved,
la que os arrastra en su red.