en noviembre de 1946, durante el cual el Partido Comunista habría de sobrellevar una existencia agitada y de bruscos cambios.
El presidente González Videla había contado con el apoyo primordial de Radicales y Comunistas durante las elecciones, apoyo al cual se sumó el de otras fuerzas, como las del Partido Liberal, en las elecciones del Congreso Pleno, al cual hubo de recurrirse por no haber reunido mayoría absoluta de votos ningún candidato. Inició su gobierno con un gabinete en el cual figuraban cuatro radicales, tres liberales y tres comunistas. Las carteras entregadas al Partido Comunista fueron las de Obras Públicas, Agricultura y Tierras y Colonización. Sus titulares fueron Carlos Contreras Labarca, Miguel Concha Quezada y Víctor Contreras Tapia, respectivamente.
La designación de ministros comunistas se producía por primera vez, no sólo en Chile sino en América entera. Naturalmente produjo considerable alarma en los círculos de derecha y capitalistas, que vieron en este hecho, no obstante la presencia de ministros liberales, una amenaza cierta para el orden social y para la estabilidad democrática.
Tan grande fue la alarma producida en los círculos indicados, que dio lugar al nacimiento de la institución denominada "Acción Chilena Anticomunista", que presidió el ex Ministro del gobierno Aguirre Cerda, Arturo Olavarría Bravo. Esta institución, que se hizo conocida por su abreviatura de ACHA, tenía por objeto defenderse del comunismo, especialmente en el instante en que pretendiera apoderarse totalmente del gobierno. Constituía una fuerza armada, organizada militarmente en siete bases o regimientos. Se extendió rápidamente por el país y realizó pública y privadamente diversos ejercicios y demostraciones
A poco andar empezaron a producirse divergencias entre el Partido Comunista y el Presidente de la República. Como en el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, se acusaba también ahora a los comunistas de estar generando una agitación interna en el país. En las elecciones municipales realizadas en abril de 1947, el Partido Comunista obtuvo un apreciable aumento de sus fuerzas, lo que incrementó la alarma de los sectores derechistas. El Partido Liberal procedió, entonces, a retirar a sus ministros del gobierno, y el presidente de la república, a su vez, pidió la renuncia a los ministros comunistas.