substancias embriagantes que le ofrece aquel.
Para asistir al aquelarre es preciso ser miembro del gremio de los brujos y rendir homenaje al chivato de la cueva, que se coloca a su entrada de ella. El acto se realiza mostrándole el trasero.
Hay diversas manera para reconocer a un brujo. Se le reconoce si estornuda cuando se echa un puñado de afrecho en el fuego; si no es capaz de salir de una pieza mientras permanezcan abiertas o en cruz las tijeras; si le llora la vista derecha (lo que revela que su ángel bueno, que siempre ocupa la derecha, llora por él); si no es capaz de entrar en una casa cuando tiene cerradura de hierro o de dos agujas puestas en cruz; si le ladran las perras, pero no los perros.
Cuando realizan su aquelarre, cahuín u holgorio, se escucha música debajo de la tierra.
Si se encuentran algunas gotas de aceite en el piso de una casa o en su patio, es de suponer que por ahí pasó un brujo, pues éste alimenta con aceite humano la luz que lleva en el macuñ (chaleco