todos los demás brujos. Más adelante se explicará que los machis araucanos nada tienen que ver con los brujos, pues ejercitan la magia blanca, no la negra.
En Salamanca aguardan el dia del juicio final las almas de todos los brujos muertos. Son visitados, de preferencia los jueves, por los brujos vivos, que concurren transformados en animales, lo que consiguen gracias a untos que fabrican y a palabras cabalísticas que han aprendido y que pronuncian para lograrlo. Se celebran grandes y escandalosas orgías en Salamanca, sirviéndose en ellas los manjares y vinos más exquisitos en vajillas de oro y plata. Pueden ser introducidos legos a esas fiestas, pero les está vedado apropiarse de algún objeto: si lo hacen, pierden el conocimiento y se encuentran al dia siguiente botados en pleno campo. Si buscan los objetos sustraídos en sus bolsillos, encuentran huesos, piedras y objetos sucios, como estiércol.
Sobre las fiestas celebradas en Salamanca, Vicuña recogió numerosas versiones. En Talagante se le informó que un brujo había invitado a un amigo profano a la fiesta y que para llegar a ella