Página:ECH 2902 06 - Creación del mundo, Mito araucano.djvu/6

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Gran Espíritu estaba novedoso de ver lo que hacía la joven pareja, por lo cual abrió un portillo redondo en los aires, y por él miraba hacia la tierra. Cuando lo hacía, todo brillaba, y se sentía un gran calor que bajaba desde las alturas. Pero también la madre del jóven era novedosa, y cuando el Gran Espíritu no la observaba, abrió otro portillo por el que miraba hacia la tierra, y como temía que una luz demasiado fuerte pudiera molestar a su hijo, lo contemplaba con una luz blanca muy suave y que se podía mirar.

Entónces los pillanes que moraban en los volcanes rabia­ban mucho. Uno de ellos se enamoró de la hermosa jóven e hizo lo posible para salirse del cerro y apoderarse de ella, pero no lo po­día, y en su rabia hacía estremecerse todo el cerro.

En su furia, el pillán habló con una calcu, mal intencionada como él, que también rabiaba de envidia. Ella arrancó de su cabeza un cabelló largo, muy largo, y estirando el brazo lo tiró fuera del volcán. Apenas salió, entró la vida en él, comenzó a crecer, y se transformó en una delgada serpiente, la que se fué arrastrando hasta el lugar donde dormían los dos jóvenes, deslizándose entre