Cherruve tuvo un arrebato de rabia y dió golpes tan fuertes al suelo, que la vega se estremecía. La rana y el chingue se volvieron a transformar en hombres y continuaron la fuga.
Pero el padre de la bella hija los volvió a descubrir y emprendió de nuevo la persecución. Llegaron así a orillas de una gran laguna. Los novios, para atravesarla, se transformaron en patos. Pero antes de hacerlo la mujer, se arrancó cuatro largos pelos y los tiró al agua.
El Cherruve, al alcanzar la laguna, se largó igualmente al agua, pero sus piernas se enredaron en los pelos de la bella mujer, impidiendo que nadara, por lo cual se ahogó.
Entónces la joven y el indiecito salieron del agua y montaron en un caballo alado, que los llevó a la casa del Olvido, en medio de la selva, donde vivía el tío de la bella mujer.