le sacó (efectivamente) el bocado o la flecha, y que si después le tiraron otra y no le avisaron, era fuerza que tenía que morir".
Esto revela que, además del hipnotismo y de la alucinación, los machis aplicaban también las prestidigitación. Observadores críticos y que han presenciado sus actos con el deliberado propósito de descubrir la procedencia de los objetos aparentemente sacados del cuerpo, no han sido capaces de establecerla.
La alucinación y el hipnotismo representan prácticas que se pueden aplicar sin el propósito de engaño, pues se trata de fuerzas que tienen sin duda un carácter extraño y que pueden inducir a creer en su origen divino. Parece difícil poder admitir esto mismo en cuanto a la prestigitación, pues para realizar actos de esa naturaleza, es preciso premunirse de aquellos objetos y fingir haberlos extraído de un cuerpo que en realidad no se ha abierto, simplemente haciendo creer a los presentes haberse realizado una operación que el machi sabe no haber efectuado.
La última parte de las diversas ceremonias se refieren