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las madres defienden a los niños de los males que les puede causar, poniendo sobre las mesas, dentro de sus casas, doce montoncitos de la arena más fina de la playa. De este modo, cuando penetra en la casa en el silencio de la noche, se pone a contar esos granos y se olvida de los niños, huyendo cuando los sorprende el alba en aquella operación.
Sin duda, el mito es de origen indígena.