brillantes de color morado en las alas y la cola. El adorno del arco se completa con rositas de género en celeste y rosa y plumillas pintadas de verde que semejan musgo.
Después de fallecida Sor María del Cármen, el arte fué continuado por Antonina de Calderón, quien se había retirado del convento en el siglo pasado, contrayendo matrimonio más tarde y enviudando. Para sostenerse, confeccionaba cerámica policromada y perfumada, con una técnica igual a la aprendida entre las monjas. Además de las figuras que se confeccionaban en el monasterio, como ser, miniaturas de floreros, tasas, mates, etc. comenzó a representar tipos populares. Vivía en una amplia casa de tipo antiguo, cerca del cerro Santa Lucía, cuya población comprendía también otras antiguas empleadas del convento, que se dedicaban a bordar, confeccionar dulces, hacer costuras, lavar, etc., como en aquel. En su escuela se formaron las hermanas Gutierrez Jofré: Margarita, Zoila Rosa y Sara. La segunda de ellas falleció en 1927 y la primera al año siguiente. Todas aprendieron el mismo arte de su maestra, quien