oficialmente - pues estaban a cargo de artífices hispánicos - durante la dominación española en Chile; pero las guerras de la Independencia interrumpieron ese ejercicio profesional y la expulsión de los expertos precipitó la decadencia de diversas obras. Los catálogos de las exposiciones organizadas en Santiago, hace un siglo, por el Presidente Bulnes, ponen en evidencia la penuria, si no la extinción de esta línea de actividades, penosamente renovadas, mucho más tarde, en condiciones de inferioridad.
Las naciones del extremo austral de Sudamérica no alcanzaron a heredar las capacidades de una artesanía que fomentaban los poderes virreinales. En los dominios mexicanos y peruanos se perpetuaron casi todas estas bellas labores. Solamente para el Perú bastaría mencionar, en nuestros días, la perseverancia de las filigranas de plata de Arequipa y Tacna, los tejidos de Paracas y Acamayo,