temeridad o de la obstaculización involuntaria de otro jugador, que a la prontitud de la gallinita ciega, cuya función pasa a cumplir. Tal encadenamiento sustitutivo prosigue de acuerdo con la convencionalísima duración de este tipo de actividades lúdicas.
Como este juego no requiere de un gran espacio, en virtud de las obvias facilidades que deben otorgarse al perseguidor, para mantener la tensión propia de su naturaleza, se cultiva tanto en recintos cerrados como al aire libre, lo que contribuye a su fuerte vigencia y dispersión nacional, comparables con las existentes en otros países latinoamericanos, en cuyos territorios fuera introducido este fenómeno folklórico por la cultura hispánica, diversificándose en forma abundante y representativa.
Bibliografía
Hernandez de Soto, Sergio. "Juegos infantiles de extremadura". Biblioteca de las tradiciones populares españolas. Tomo II. Sevilla, 1884.
