plástico y turístico, especialmente, sin olvidar el hito temporal que constituyen en la ruta evolutiva de nuestra espuela, cuya anterior y mucho más sobria etapa comienza con la llegada del conquistador hispánico, el cual la usó con rodaja más pequeña, por lo común de tres y medio pulgadas como máximo, y en la que la cantidad de púas fluctuaba entre cinco, y diez. Hasta mediados del siglo XIX fue signo de elegancia la espuela cogote de gallo, denominada así por la notoria curva descendente en la línea de su pigüelo.
Compañera inseparable de huasos, amansadoras, arrieros, baqueanos, y de otros personajes de oficie ecuestre, tiene sus mejores centros de construcción en Malloco, San Vicente de Tagua-Tagua, Curicó y Chillán.
Bibliografía
Lago,