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Página:Eckermann - Conversaciones con Goethe - Tomo III (1920).pdf/306

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sación quiso colocarme un sermón sobre el Wer- ther, haciendo cargar sobre mi conciencia el ha- ber inducido con este libro al suicidio de muchas personas."

"El Werther-dijo-es un libro inmoral y con- denable.

"¡Alto!-exclamé-; si emplea usted ese tono para hablar del pobre Werther, ¿qué tono em- pleará para hablar de los grandes de la tierra, que en una sola campaña echan al campo cien mil hombres, de los cuales mueren ochenta mil, y los azuzan al asesinato, al incendio y al saqueo? ¿Des- pués de tales horrores dais gracias a Dios, y luego entonáis un Tedéum. ¿Y cuando, con vues- tros sermones sobre los espantables tormentos del infierno, asustáis de tal modo las almas débiles de vuestros fieles, que les hacéis perder la ra- zón, hasta el punto de que su existencia mezqui- na va a terminar a un manicomio? ¿Y cuando, por alguno de vuestros dogmas ortodoxos, absolu- tamente insostenibles ante la razón, echáis en los ánimos de vuestros oyentes cristianos la semi- lla perniciosa de la duda, dando lugar a que es- tas almas, fuertes a medias y a medias débiles, se pierdan en un laberinto, cuya única salida es la muerte? ¿Qué se dice usted a sí mismo y qué sermones pronuncia en ese caso? ¡Y luego que- réis llamar a capítulo a un escritor y condenar una obra cuyo único delito ha sido libertar al mundo de una docena de necios e ineptos, que por debilidad de espíritu la habían interpretado PRING