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Página:Eckermann - Conversaciones con Goethe - Tomo III (1920).pdf/332

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hay superior-añadió-al placer que el estudio de la Naturaleza nos proporciona. La profundi- dad de sus secretos es incalculable; pero nos está permitido a los hombres ver cada vez más hondo en ella. Y precisamente el que al cabo sea inase- quible es lo que constituye su mayor encanto, ha- ciendo que nos acerquemos a ella, siempre de nuevo, más y más, y que intentemos incesante- mente penetrar más hondo y arrancarle nuevos descubrimientos."


Martes 20 de julio de 1831. *

Después de comer, media hora en casa de Goe- the, a quien hallé de un humor alegre y apacible. Hablamos de varias cosas; entre otras, por últi- mo, de Carlsbad, y bromeó acerca de las variadas aventuras amorosas que le habían ocurrido allí. "Un pequeño amorío-dijo es lo único que pue- de hacernos soportable la estancia en un balnea- rio; si no, se muere uno de aburrimiento. Ade- más, tuve siempre la fortuna de encontrar allí alguna afinidad electiva, que me entretenía un poco durante unas semanas. Singularmente re- cuerdo un caso que aun hoy me proporciona placer.

"Un día fuí a visitar a la señora von Reck. Después que hubimos hablado un rato, con no mucha animación, me despedí, y al salir me en- contré a una señora con dos muchachas muy bo- Zs Wanted Expo