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LXVIII

El hombre va donde el placer lo empuja, donde lo arrastra su banal deseo, si el ávido escozor no sobrepuja venciendo israëlita al filisteo. La nube que plomiza se dibuja no sigue tan veloz en su apojeo del crepúsculo el rápido barrido, cual sigue el hombre su pasion, vencido!—

LXIX

Qué piensa distraído? qué lo mueve, si la fruicion de juventud lo cérca, á unirse en cuerpo y alma con la plebe más lúbrica, más crápula, más puerca? Puede que al foco del placer lo lleve la voluptuosidad, que pugna terca por quebrantar su rectitud sin mancha en esa turbulencia que se ensancha.

LXX

Enfant gaté de eróticas muchachas, sultánico señor de las más lindas,— sabe que del teátro en las covachas oprimirá sus labios como guindas.... Famélico deseo, que emborrachas el alma de buen temple,—no lo rindas, hoy, si vacila y cede en un trasporte

de lasitud é indecision sin norte!</poem>