sia al club, del teatro al hospital, subes por magníficos caminos en zig-zag, hasta el pico Victoria, donde se halla el semáforo y desde el que abarcas todo el panorama de la rica colonia inglesa.
El mando superior de la isla es conferido por la corona inglesa á un gobernador, con la categoría (aunque civil) de vicealmirante y comandante en jefe, que preside los dos Consejos, ejecutivo y legislativo. La administración comprende la secretaría colonial, el tesoro, obras públicas, registro y correos.
La de justicia tiene tres jurisdicciones, la Suprema corte ó audiencia, la corte de policía ó tribunal sumario y de primera instancia, y la corte de marina. La institución del jurado existe para lo civil y lo criminal.
Además del pontón destinado en la bahía á hospital militar, hay en la población un hospital civil para europeos, otro para chinos, otro para variolosos y otro para la marina.
Hay ocho ó diez centros de enseñanza pública, la mayor parte encomendados á los misioneros.
El material de incendios es una cosa admirable. En cada distrito estacionan varias bombas de vapor, que en pocos minutos se transportan al lugar del siniestro. Esto no quita para que el 25 de Diciembre de 1878 se declarase un incendio á las once de la noche, y el 26, á las tres de la tarde, estuviesen convertidas en escombros seiscientas casas. Las libaciones de Navidad influyeron mucho en ello.
Fué el espectáculo más imponente que he presenciado. En cuanto se da la señal de fuego, todo individuo con tienda abierta tiene obligación de mandar á los culis que están á su servicio, provistos de una linterna china de papel de colores, y vestidos con un saco de arpillera, en que consta la razón de la casa en grandes caracteres. Figúrate, pues, toda la población dominando las alturas de la ciudad, la gente de los