adorno, cuyo peso maravilla que puedan resistir unos soportes tan débiles en apariencia. Las lucernas, algunas de las cuales sustentan hasta cien globos de luz, tienen sus brazos y machones revestidos de diminutas plumas de un pájaro azul turquí que se confunden entre filamentos de oro con el más acabado esmalte de orfebrería. El interior de las pagodas no puede describirse; es de un efecto maravilloso, hasta para los europeos acostumbrados á ver prodigios en los concursos universales de la industria. Sobre colosales armazones de sutil mimbre, vuelan por el espacio gigantescas mariposas, aves é insectos de flores naturales con todos los matices y perfumes de que es susceptible la naturaleza de la zona tropical. Alternando con estos ramilletes y encuadradas en magníficos marcos de talla, vense representaciones esculturales de tamaño natural y de movimiento, recordando pasajes de las mejores obras dramáticas; cuyos personajes, luciendo los trajes de la pasada dinastía Ming, son un asombro de lujo, con tamaña profusión de sedería bordada, que nadie ha podido aún igualar en perfección ni en opulencia. Más allá los bronces del culto y suntuarios se mezclan con los vasos y discos del más puro caolín, de los tiempos remotos, confundidos á su vez con los monstruosos bloques de verde jade ó de sanguinolento mármol de la Tartaria. Mientras la susurrante fuente humedece las espirales de humo perfumado que exhalan centenares de pebeteros, los ídolos búdhicos, de quince codos de altura, resisten con sus atléticos brazos los arranques del entablamento, y las obras más acabadas del recamo de oro y plata sobre seda, cuelgan desde el friso hasta el pavimento como ramificaciones de un Pactolo aéreo é inagotable. Es la primera vez que he visto realizado el esplendor de mi China soñada. Desgraciadamente sólo dura la ilusión ocho días al año. Quince minutos han bastado muchas veces para que un incendio lo devorase todo y produjese
Página:El Anacronópete - Viaje á China-Metempsícosis (1887).pdf/313
Apariencia