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Página:El Angel de la Sombra.djvu/169

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EL ANGEL DE LA SOMBRA

con la perfecta generosidad de la llama que para alumbrar se consume en sí misma. El ardor del deseo es contacto de ascua que triunfa en lo que enciende: plenitud de la vida vivificante. La iluminación del amor es la revelación de la vida eterna: la inmaculada concepción que triunfa sobre la muerte. Dueño es de la perla quien la ensarta en su collar; mas la perfecta posesión no se logra sino encarnando en la perla. Que de esta suerte muere y revive en ella a la vez, el encarnado del Perfecto Amor. El amor que siendo así incorruptible, triunfa de la muerte y deviene inmortal.

En ese instante, un reflejo que era más bien una descoloración de la sombra, tornó visibles los rostros.

Y casi al punto, brotó de todos los labios estupefacta exclamación.

Como arrastrada por irresistible soplo, Luisa empezaba a andar hacia las aguas que había iluminado de pronto el reguero de la luna, todavía oculta por la masa del chalet.

—La luna!... La luna!... Allá!... —decía, opaca la voz, deslizándose más que caminando, proyectada con esbeltez fantasmagórica sobre el trémulo resplandor.

Cuando Suárez Vallejo la detuvo, ya en la mitad de la avenida, irradiaba un sobrenatural albor la palidez de su extravío.

Y con ojos cuya alucinación trascendía un pavor de agua negra, donde se abismaban, hondísimas, dos estrellita s pálidas, obstinábase en proseguir, atónita y muda, hacia la luz inmensa del mar.