al palco oficial para presenciar el desfile de la tropas y de la columna gaucha, que recorrió las calles de la ciudad vestida de blanco y celeste como ella. Y después de colocar una placa en la Escuela Belgrano, el P. E. de la Provincia recibió, en la antigua Casa de Gobierno, a las delegaciones e invitados. Llovía y hacía frío. Los estrechos salones volcaban la concurrencia en el patio central, tapizado de rojo, bello, pero inútilmente cubierto por un rosal frondosísimo que tejía el más poético techo. Las damas, sin abrigos, desafiando probable chucho, lucían sus gentiles cuerpos; los caballeros miraban con tristeza tanta beldad reunida, sin esperanzas de posible baile... Pero el sarao oficial de esa noche cosechó las simpatías sembradas en la inclemente tarde: Armonía de lujo y de buen gusto, hacinamiento de juveniles bellezas y de bien sazonadas hermosuras, ofreció el conjunto más atrayente al combinar la gentileza de la jujeña, la donosura de la tucumana y la esbelta gracia de la salteña.
Dianas y salvas, que saludaban el 25, pusieron fin al baile. El Tedéum en la Iglesia Matriz fué oficiado por S. S. I. el señor obispo de Salta, monseñor Linares, y luego S. S. I. el señor obispo de Catamarca, monseñor Piedrabuena, pronunció elocuente oración patriótica. Colocada la piedra fundamental del monumento al canónigo Gorriti en la plazoleta de la Iglesia Matriz, bendíjose, en la Plaza Urquiza, la iniciación del monumento a Belgrano y a la bandera que ejecutará el talentoso escultor argentino Rogelio Irurtia y allí el señor Benjamín Zalazar Altamira pronunció breves y sentidas palabras.
Las tropas de la 5.ª Región y los alumnos de las escuelas prestaron juramento a la bandera creada por el general Belgrano el 27 de febrero de 1812 en el Rosario, y jurada dos veces por su ejército victorioso del Norte, en Jujuy, el 25 de mayo del mismo año, y en