guías, medios de transporte, hoteles, bazares, mercados. Conviene retener pasaje con meses de anticipación, si posible es, pues de noviembre a marzo la afluencia de viajeros es enorme.
Si se quiere hacer vida de sociedad, son preferibles los lujosísimos "Arabia" y "Egipto". Si se quiere disfrutar de excursiones y, a elección, según el humor, de soledad y de sociedad, elíjase cualquiera de los buenos y confortables buques—turistas de Cook. Reténgase cabina de una sola plaza situada lejos de los salones, cuanto más a popa mejor y en el puente superior.
Estos buques—turistas marchan durante la noche para no turbar el sueño de los viajeros con el menor rumor. Así es que, desde el puente de paseo, desde la galería abierta hacia ambas márgenes, desde el salón de cristal, a proa, desde la cama en la cabina, desde la silla en el comedor, hasta desde la bañadera en el baño, el viajero contempla sin cesar paisajes de belleza única, de harmonía, de suavidad, de exotismo:
Nunca vistos ni imaginados son los colores: El purísimo cielo en el Cairo, punto de partida hacia el Alto Egipto, donde más días lluviosos cuenta el año, hay 5 sobre los 365, la transparente atmósfera, el sol de brillo sin par, la estrellada bóveda celeste, más alta aún y más poblada de estrellas que la de nuestra provincia de San Juan y aun que la de Jujuy; el verde precioso de la hierba, los matices variadísimos de las palmeras, la cambiante corriente del Nilc, el desierto rojo brillante, reverberante, vívido, magnético, hipnotizador; las trágicas, desnudas, tétricas montañas, la lejana visión désde sus cimas dominando la linde neta del oasis y del desierto, desconcertadores en mágico contraste; el efecto de luna sobre el río, sobre ruinas, sobre las aldeas, sobre la vegetación:
la divina fiesta del ocaso egipcio, embriaguez de colores, de suaves e intensísimos matices, fiesta de luz