En cuanto al derecho a la libertad, cuya conceptualización obviamente se dificultaba en un ambiente revolucionario, Antonio José de Irisarri [1] consideró necesario distinguir entre la libertad natural y la civil:
- “Si solo llamásemos libertad aquel estado de absoluta independencia en que jamás se hallaron los hombres, y que solo pudo ser imaginado por ciertos filósofos de nuestro tiempo [...] desde luego confesaremos que no la hemos adquirido, y que no la adquiriremos jamás, porque es un imposible [...], la libertad civil es aquella facultad de hacer en nuestro beneficio todo aquello que no ofenda a los derechos de otros” [2].
Es natural que se distinguiera también entre la libertad civil, la individual, y la libertad nacional, la de la patria [3]. Bernardo O’Higgins no sólo hizo la distinción entre ambos tipos de libertad, sino que consagró su vida a hacerlas realidad. Así lo dijo e hizo desde que asumió lo que consideraba su misión: “No puedo ocultarle, sin embargo, cuán doloroso habría sido para mi el yacer impotente tras las rejas de los calabozos de Lima —decía en su carta a Juan Mackenna antes de la convocatoria al Congreso—, sin haber podido hacer un solo esfuerzo por la libertad de mi patria, objeto esencial de mi pensamiento...” [4].
Hasta los últimos días de su ostracismo, este fue su “leit motiv”:
- “Pero hay un consuelo y un premio superior a todo: que vencimos a los tiranos de nuestra Patria e hicimos el más g rande bien a nuestros compatriotas, sacándolos de la vida de esclavos a los goces de la libertad e independencia que hoy disfrutan. Estas consideraciones son las que alivian mis enfer medades, y la memoria de este bien es el bálsamo curativo en que nada mi corazón de aleg ría y satisfacción” [5].
Libertad y virtud
En algún momento, se hizo ver que el respeto a la libertad civil y su consagración constitucional no solucionaban por sí mismos el dilema entre despotismo o anarquía, haciéndose presente lo que Manuel de Salas describiría como el “horror al desorden que inundó a nuestro país” [6].
Las miradas de muchos patriotas habían estado puestas en Inglaterra y los Estados Unidos, como actitud revolucionaria, entonces, no extrañó la opinión, nuevamente, de Antonio José de Irisarri: “Repito una, y mil veces, que la ruina de la libertad social ha sido siempre ocasionada por
- ↑ Antonio José de Irisarri (1786-1868), guatemalteco al servicio de Chile durante la guer ra de la independencia y la organización de la república. Redactor del Semanario Republicano, miembro del Cabildo, Senador, Gober nador-Intendente de Santiago de Chile, Director Supremo Interino del Estado (1814), Ministro de Gobier no y Agente Diplomático de O’Higgins.
- ↑ Collier, op. cit., pp. 150 -151.
- ↑ Silva, “Escritos políticos ...”, op. cit., p.147.
- ↑ Valencia, op. cit. “Pensamiento de O’Higgins...”, op. cit., p. 40.
- ↑ Ibid, p. 43.
- ↑ de Salas, Manuel. “Escritos de don Manuel de Salas y documentos relativos a él y a su familia”. Imprenta, Litografía y Encuadernación Barcelona. Santiago de Chile, 1914, Tomo II. p. 189.