—Un Redentor? Miserable, no ha sido eso lo que usted ha hecho, no sabe usted que el mundo por las miserias humanas se ha convertido en un fracaso, y que aun confesándolo y reconociéndolo, no se puede volver atrás; no sabe usted que las voluntades y las ideas siguen rodando y que de nebulosas se convierten en mundos.
No sabe usted que se vive para arrebatarse las cosas, y que las pulgas mejores tienen que resignarse a pasar la vida solamente buscando un modo de vivir, vivir solamente para comer y mantener una familia, ya que el espíritu no cuenta, y que se aumentan más y más la miseria y las necesidades, dentro del adelanto, dentro del llamado progreso, dentro de mayor producción la gente se muere de hambre. Oiga usted, no se muera usted todavía, oiga usted, ayer fui llamado para reconocer una mujer que había muerto, frente a un teatro de diversiones elegantes, en donde ella pedía limosna; en los regazos se movía un niño, ella tenía el pecho muerto fuera de la blusa andrajosa, el chiquillo lloraba porque se le había interrumpido el alimento.
El sabio, tomaba un aspecto terrible, la barba se le convertía en unas terribles ponzoñas,