Fue terrible para el domador, enterarse de los desarreglos de la colonia, eso de santos labradores debía ser mentira.
Y por esos días de las pulgas, ya existían pastores, y se vestían de negro. Varios no pudieron resistir las ingratitudes de la gente mala, había buenos en el pueblo, pero los malos, aunque pocos, eran irresistibles, y se había creado en el pueblo una cosa que era, "no ser nada pendejo'", lo cual significaba que había que meterse en toda riña, y no salir corriendo en el momento de las puñaladas. Además los pastores que les llegaban eran de pensamiento muy elevado, hablaban de teología, y ellos, más creían en los bosques de las noches negras.
Se envió un pastor de más humilde calidad, que les predicara en sus costumbres. Entonces, un día desde el púlpito del pequeño templo les dijo: "las mujeres se sientan en las bancas de atrás, las cuales les corresponden a los hombres, entonces los hombres como se quedan parados se resfrían el culo"'. Palabras muy eficientes para el orden interior del templo.
Además, les había dado por casarse con el pecado original muy andado, él lo evitó diciéndoles: "si me vienen con panza, nada de ves-