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da de llevar á cabo el pensamiento del Colegio central se compone de personas cuya ilustracion es bien conocida, y cuyo voto es para nosotros muy respetable y de mas valor que el nuestro mismo; además, ¿qué pudiéramos decir cuando han escrito sobre el particular el Dr. D. Rufo Manuel Fernandez y el Sr. Conde de Carpegna? Solo suscribirémos con el mayor placer á cuanto determinen, para dar un público, aunque muy pequeño, testimonio de gratitud á la Junta, á la Sociedad Económica y a la autoridad que, conociendo los intereses del país, protege esa tendencia á la civilizacion que en él se desarrolla con una rapidez que nos entusiasma.

Acabemos de una vez los hijos de Puerto-rico de venir con estudios incompletos y mal ordenados á las Universidades del Reino, donde hasta ahora se nos ha admitido á fuerza de súplicas, porque nuestros estudios no estaban en armonía con los de estas; y no nos avergüenza el decirlo, porque ni era culpa nuestra, ni del gobierno de la Isla. La civilizacion es obra del tiempo, y en vano nos hubiéramos esforzado antes de llegar á la época conveniente.

Mas ha llegado ya esa época feliz, ha sonado para nosotros la hora dichosa en que debemos despertar, y, sacudiendo las alas del ingenio, elevarnos hasta escribir en el cielo los nombres de nuestros bien-hechores. No teman estos los inconvenientes que hallarán antes de ver colmados sus deseos; cuanto mas colosales sean, tanto mayor será su obra, y por el tamaño de las obras se mide la grandeza de las almas.