Página:El Gaucho Martín Fierro.djvu/89

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
Martin Fierro. — 19

Ansi es que al venir la noche
Iba a buscar mi guarida—
Pues ande el tigre se anida
Tambien el hombre lo pasa
Y no quería que en las casas
Me rodiára la partida.

Pues aun cuando vengan ellos
Cumpliendo con sus deberes,
Yo tengo otros pareceres,
Y en esa conduta vivo—
Que no debe un gaucho altivo
Peliar entre las mujeres.

Y al campo me iba solito,
Más matrero que el venao—
Como perro abandonao
A buscar una tapera,
O en alguna viscachera
Pasar la noche tirao.

Sin punto ni rumbo fijo
En aquella inmensidá,
Entre tanta oscuridá
Anda el gaucho como duende,
Allí jamás lo sorpriende
Dormido, la autoridá.

Su esperanza es el coraje,
Su guardia es la precaución,
Su pingo es la salvacion,
Y pasa uno en su desvelo,
Sin más amparo que el cielo
Ni otro amigo que el facón.

................................
................................
................................

Ansí me hallaba una noche
Contemplando las estrellas
Que le parecen más bellas
Cuanto uno es más desgraciao,
Y que Dios las haiga críao
Para consolarse en ellas.

Les tiene el hombre cariño
Y siempre con alegría
Ve salir las tres marías;
Que si llueve, cuanto escampa,
Las estrellas son la guía
Que el gaucho tiene en la pampa.

Aquí no valen Dotores,
Solo vale la esperiencia,
Aquí verían su inocencia
Esos que todo lo saben;
Por que esto tiene otra llave
Y el gaucho tiene su ciencia.

Es triste en medio del campo
Pasarse noches enteras
Contemplando en sus carreras
Las estrellas que Dios cría,
Sin tener más compañía
Que su delito y las fieras.

Me encontraba como digo,
En aquella soledá,
Entre tanta oscuridá,
Echando al viento mis quejas
Cuando el grito del chajá
Me hizo parar las orejas.

Como lumbriz me pegué
Al suelo para escuchar;
Pronto sentí retumbar
Las pisadas de los fletes,
Y que eran muchos ginetes
Conocí sin vacilar.

Cuando el hombre está en peligro
No debe tener confianza,
Ansi tendido de panza
Puse toda mi atención,
Y ya escuché sin tardanza;
Como el ruido de un latón.

Se venían tan calladitos
Que yo me puse en cuidao,
Talvez me hubieran bombiao
Y me venían á buscar;
Mas no quise disparar
Que eso es de gaucho morao.

Al punto me santigüé
Y eché de giñebra un taco,
Lo mesmito que el mataco
Me arroyé con el porrón:
«Si han de darme pa tabaco,
Dije, ésta es güena ocasión.»

Me refalé las espuelas,
Para no peliar con grillos,
Me arremangué el calzoncillo,
Y me ajusté bien la faja;
Y en una mata de paja
Probé el filo del cuchillo.

Para tenerlo a la mano
El flete en el pasto até,