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zos cristalinos, muy interesantes, han inspirado quizá la leyenda adamantina.

La falta de cal, ya mencionada, dió margen también á muchas conjeturas. Como los templos jesuíticos estaban blanqueados, el campo de la suposición quedaba abierto al fallar enteramente las canteras.

Se afirmó entonces que los padres habían empleado la tabatinga, ocre blanquizco que abunda en el Brasil; pero esto es inadmisible, porque los vestigios de reboque y las argamasas que traban aún algunas paredes, revelan la existencia de la cal. Lo que hubo, quizá, fué algún rancho de las reducciones blanqueado con el singular producto.

Fundados en la célebre "Memoria" de Doblas, algunos han repetido con éste que la cal se extraía de los caracoles blancos, no muy numerosos por cierto en el territorio, y después de todo insuficientes [1]; pero puede existir en esta explicación de apariencia tan nimia, un fondo de verdad, si se

  1. Habrían servido mejor las tobas de que hablé en otro lugar; mas no hay señal de que se las empleara tampoco.