Página:El Imperio Jesuitico - Leopoldo Lugones.pdf/64

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 62 —

doña María de Montpellier, doña Leonor, reina de Chipre, Santa Isabel de Portugal y aquella adorable monjita, la infanta de Aragón doña Dulce, que á los diez años fué religiosa. El hogar español, tan fieramente inviolable que recuerda desde luego al harem, profundiza con su aislamiento esa tendencia mística. Los hijos no podían sentarse á la mesa con sus padres, mientras no fuesen caballeros, y aquellos estaban autorizados por la ley (Partida 4a , Título XVII, Ley VIII) á comérselos en caso necesario. Tal la rigidez de ese hogar, donde el mismo sol entraba furtivo. Su situación de plaza fuerte prolongó las formas domésticas de la Edad Media. La señora fué centro de un pequeño mundo. Desde la cocina al oratorio, toda la vida, con sus pequeñas industrias, sus necesidades comunes, estuvo para ella entre esas paredes. Lo que el castillo feudal había aislado por previsión guerrera, fué conservado por los celos orientales. Pero á causa de la igualdad monogámica, resultó favorable á la dignidad de la mujer. La calle fué para ella un terreno vedado, al cual no se aventuraba sin su dueña y su rodrigón; la escritura un arte galeoto; su aposento remedaba una celda