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CAPÍTULO XXV
Que trata de las extrañas cosas que en Sierra Morena sucedieron al valiente caballero de la Mancha, y de la imitación que hizo de la penitencia de Beltenebros.
ESPIDIÓSE del cabrero don Quijote, y subiendo otra vez sobre Rocinante, mandó á Sancho que le siguiese, el cual lo hizo con su jumento de muy mala gana. Ibanse poco á poco entrando en lo más áspero de la montaña, y Sancho iba muerto por razonar con su amo, y deseaba que él comenzase la plática, por no contravenir á lo que le tenía mandado, mas, no pudiendo sufrir tanto silencio, le dijo:
—Señor don Quijote, vuestra merced me eche su bendición y me dé licencia; que desde aquí me quiero volver a mi casa y á mi mujer y á mis hijos, con los cuales por lo menos hablaré y departiré todo lo
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