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Página:El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha (1905, vol 1).djvu/51

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CAPÍTULO III Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo don Quijote en armarse caballero
 

así fatigado deste pensamiento, abrevió su venteril y limitada cena, la cual acababa, llamó al ventero, y encerrándose con él en la caballeriza, se hincó de rodillas ante él diciéndole:

—No me levantaré jamás de donde estoy, valeroso caballero, hasta que la vuestra cortesía me otorgue un don que pedirle quiero, el cual redundará en alabanza vuestra y en pro del género humano.

El ventero que vió á su huésped á sus pies, y oyó semejantes razones, estaba confuso mirándole sin saber qué hacerse ni decirle, y porfiaba con él que se levantase; y jamás quiso hasta que le hubo de decir que él le otorgaba el don que le pedía.

—No esperaba yo menos de la gran magnificencia vuestra, señor mío, respondió don Quijote; y así os digo que el don que os he pedido