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La Colina de la Primavera
vestidos de blanco, al templo de Sengakugi en el cual se les da muerte con arreglo á los ritos establecidos.
Se les hace magníficos funerales y el pueblo conserva piadosamente el recuerdo de sus hazañas.
Para los japoneses, los cuarenta y siete ronines son la más perfecta expresión del samurai, cuyas virtudes deben ser: la fidelidad al jefe, la prudencia en el consejo, la audacia en el ataque y un profundo desprecio á la muerte.
El Mikado actual se ha hecho eco del sentimiento de
todo un pueblo el día en que, para rehabilitarles en
nombre de la autoridad, ha dispensado á estos bravos
el honor postumo de condecorarles con el Ramo de
Oro que él mismo colgó en las tumbas de la Colina
de la Primavera.
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