Página:El Lazarillo de Tormes (1921).pdf/71

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
73
 

Finalmente, que los del pueblo, viendo que no bastaban a ponellos en paz, acordaron de llevar el alguacil de la posada a otra parte. Y así quedó mi amo muy enojado. Y después que los huéspedes y vecinos le hubieron rogado que perdiese el enojo y se fuese a dormir, se fué, y así nos echamos todos.

La mañana venida, mi amo se fué a la iglesia y mandó tañer a misa y al sermón para despedir la bula. Y el pueblo se juntó. El cual andaba murmurando de las bulas, diciendo cómo eran falsas y que el mismo alguacil, riñiendo, lo había descubierto. De manera que, tras que tenían mala gana de tomarla, con aquello del todo la aborrecieron.

El señor comisario se subió al pulpito y comienza su sermón y a animar la gente a que no quedasen sín tanto bien e indulgencia como la santa bula traía.

Estando en lo mejor del sermón, entra por la puerta de la iglesia el alguacil, y desque hizo oración, levantóse, y, con voz alta y pausada, cuerdamente comenzó a decir:

—Buenos hombres: oídme una palabra, que después oiréis a quien quisiéredes. Yo vine aquí con este echacuervo que os predica. El cual me engañó y dijo que le favoreciese en este negocio y que partiríamos la ganancia. Y agora, visto el daño que haría a mi conciencia y a vuestras haciendas, arrepentido de lo hecho, os declaro claramente que las bulas que predica son falsas y que no le creáis ni las toméis, y que yo, directe ni indirecte, no soy parte en ellas, y que desde ahora dejo la vara y doy con ella en el suelo. Y si en algún tiempo éste fuere castigado por la fal-