Un espeso humo se veia salir de las altas chimeneas del antiguo castillo de Vaudemont, la residencia feudal de Nicolas, Duque de Nercoeur, y Conde de Vaudemont, mientras que el sabroso perfume de esquisitas viandas se mezclaba con el aire puro y embalsamado de la tarde y daba muestras evidentes de grandes preparativos en la cocina, para algun estraordinario festin. El motivo que esto producia, era una cena que debia efectuarse en celebridad del casamiento de la jóven Luisa, hija mayor de la ilustre casa de Lorraine Vaudemont con el Conde de Brienne, ceremonia que su padre había decretado se llevára á efecto aquella tarde, aunque el consentimiento de la novia había sido tenazmente rehusado. Esto, sin embargo, era en el siglo diez y seis un preliminar que no se consideraba indispensable.
El Duque de Nercoeur era uno de esos vástagos desgraciados de casa medio real que están destinados á sostener con muy escasos medios un rango en la sociedad adecuado mas bien á sus antigua dignidad, que á su estado actual.
Era tio del reinante duque de Lorena, y habiendo heredado poco mas que algunas tierras de poquísimo valor y el título de conde de Vaudemont, cometió la imprudencia de elegir para su primera esposa, á una muger tan pobre como él, huérfana, hija del conde de Egmont,