Uno de los nombres más admirados—y temidos—de nuestra literatura contemporánea ha sido el de Leopoldo Alas, que hizo famoso el seudónimo de Clarín. Fué profesor de Derecho, escribió tratados de Filosofía del Derecho, artículos de crítica, cuentos, novelas, y en todo cuanto hizo, en sus escritos, en sus clases, en sus conversaciones, dejó la huella de un alto espíritu de sinceridad moral, de un ingenio agudísimo, de una honda sensibilidad, de un dominio absoluto del arte literario.
Nació en 1852 en Zamora, siendo su padre gobernador civil de aquella provincia. La familia, asturiana de origen, regresó pronto a la tierra cantábrica, cuando Clarín contaba aún pocos meses de edad. En Asturias se crió Clarín; allí estudió y terminó la carrera de Derecho. Aficionado a la literatura desde niño, pasó a Madrid a estudiar Filosofía y Letras, por los años del reinado de D. Amadeo. En la corte, no sólo se entregó a sus estudios, sino que se dedicó también al cultivo de la crítica en los periódicos satíricos más conocidos entonces. Comenzó a firmar sus trabajos con el seudónimo de Clarín en El Solfeo.
En 1881 obtuvo, por oposición, la cátedra de Economía política de la Universidad de Zaragoza. Poco tiempo después consiguió trasladarse a Ovie-