El comenzar la obra por el techo tiene también muchas ventajas; la principal es, que todas las obras nuevas y los trabajadores estén siempre a cubierto; y cada año, a la entrada del invierno, no tienen mas que reforzar la capa inferior, para que toda la construcción quede asegurada. Mil observaciones pueden hacerse en favor de la forma exterior del camuatí, y todas nos conducirán a asegurar que sería muy difícil, sino imposible, dar más perfección a la colmena argentina.
Empiezan las avispas su edificio abrazando con la pasta papirácea cuatro o seis pulgadas de una rama delgada, de las más horizontales, y desde allí extienden la cúspide de la campana que ha de servir de techo. En el interior o cielo de esta bóveda hacen el primer panal en forma de una taza pegada por su borde al techo, con las celdillas por la parte inferior, de modo que todas quedan boca abajo. A media pulgada de distancia, hacia abajo de este primer panal, construyen el segundo, de igual forma, pero algo mayor.
Continúan en este mismo orden, agregando panal bajo panal, en capas paralelas cada vez más grandes, extendiendo y ensanchando al mismo tiempo la pared exterior, a la cual van adheridos en disposición casi horizontal. Según se va agrandando el camuatí, van tomando los panales una dirección más oblícua, que va siempre en aumento. Estos panales pueden considerarse como los diferentes pisos del edificio. A cada panal le dejan una abertura arrimada a la pared, y todas estas puertas se comunican en línea recta, de abajo arriba, formando una galería, que es el pasadizo o la calle principal interior, desde la puerta exterior o el portal, con su correspondiente sobrado que lo defiende de las lluvias.