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Apéndice. — 257

son los que más se acercan a nuestras casas, a pesar de la guerra cruel que se les hace, consentida por las auturidades y por las leyes que debieran protegerlos.

Cuando el hombre, menos ignorante y egoísta, conozca mejor las armonías de la creación, y sus propios intereses, extenderá esa protección, no sólo a las aves destructoras de insectos voraces, de sabandijas nocivas y de cadáveres de animales, sino también a muchos mamíferos, y reptiles, y aun a insectos que le prestan iguales servicios [1]. Entonces, restablecido el equilibrio, verá preservadas sus cosechas, verá perpetuado el verdor de los campos, el follaje de los árboles y una vegetación activa purificando constantemente el aire que respira.

  1. Nadie ignora que hay varias especies de culebras que sirven al hombre destruyendo las sabandijas y todo animalejo perjudicial; pero no dejará de causar sorpresa la noticia que trae Alcado en su "Diccionario de América" de una "culebra hormiguera." "Quinquetenoto", culebra que se alimenta de hormigas; es muy común en la provincia de Piritú, del Nuevo Reino de Granada, donde le dan este nombre. No es menos singular por esta propiedad, que por la simétrica distribución que tiene de manchas blancas y negras; su extensión es de catorce pies, y de cuatro o cinco pulgadas de diámetro; se deja acercar a ella y agarrar sin hacer daño, como el animal más manso, y por eso algunos negros le dan adoración."