ricos, más vivos y más variados; con las formas más primorosas, con las gracias más hechiceras.
Estos dos nuevos amigos del hombre, sólo esperan su buena acogida para consagrarse a su recreo y su provecho. No le piden protección, ni cuidados, ni casa, ni comida; sólo le piden su amistad.
Así como el pueblo ha puesto a la casera golondrina bajo la tutela religiosa de las ánimas, para que ni los niños se atrevan a ofenderlas; así también ponga al precioso picaflor bajo la celeste tutela de los ángeles, para que él y su nido sean inviolables. Y así como el urubú americano, la polla de Faraón, el buitre y la cigüeña viven en medio de los pueblos, bajo el amparo de los gobiernos; que también la vida del chajá sea protegida por la ley, para que defienda las aves de nuestros cortijos y los ganados de nuestros campos.