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Página:El Tratado de la Pintura.djvu/107

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De Leonardo de Vinci — 57

§ CXX.

Para aumentar la belleza del cardenillo.

Si el cardenillo se mezcla con el aloe que llaman cavalino, quedará sumamente bello, y mucho mas quedaría con el azafrán, pero no es estable. Para conocer la bondad de dicho aloe, se notará si se deshace en el aguardiente caliente. Y si después de concluida una obra con este verde, se le da una mano del referido aloe deshecho en agua natural, saldrá un perfecto color; y adviértase que el aloe se puede moler él solo con aceite, ó mezclado con el cardenillo ó cualquiera otro color.


§ CXXI.

De la mezcla de los colores.

Aunque la mezcla de los colores se extiende hasta el infinito, no obstante diré algo sobre el asunto. Poniendo primero en la paleta algunos colores simples, se mezclarán uno con otro: luego dos á dos, tres á tres, y asi hasta concluir el número de ellos [1]. Después se volverá á mezclar los colores dos con dos, tres con tres, cuatro con cuatro hasta acabar; y últimamente á cada dos colores simples se les mezclarán tres, y luego otros tres, luego seis, siguiendo la mezcla en todas las proporciones. Llamo colores simples á aquellos que no son compuestos, ni se pueden componer con la mixtion del negro y blanco, bien que estos no se cuentan en el número de los colores; porque el uno es oscuridad, el otro luz, esto es, el uno privación de luz, y el otro generativo de ella; pero no obstante yo siempre

  1. Hasta aquí parece que habla Vinci de los colores primitivos ó generativos solamente.