todo va bien, soy bastante fuerte para responder de las consecuencias de esa fractura. Sin embargo, como puede haber debajo de todo eso algo obscuro y malo, ó bien que algún malhechor trate de huir por la puerta trasera, vos y otro criado id, dando vuelta por la calle, á colocaros á la puerta del laboratorio armados con buenos palos. Tenéis diez minutos para llegar á vuestro puesto.
Cuando Bradshaw hubo salido, el abogado miró su reloj.—Ahora Poole—dijo al criado—vamos allá;—y llevando el hierro bajo el brazo, se dirigió hacia el patio. Las nubes habían ocultado la luna, y todo estaba completamente obscuro. El viento que llegaba como por bocanadas á aquel fondo de los edificios, agitaba la llama de la bujía mientras caminaban, hasta que estuvieron al abrigo, bajo el techo del laboratorio; sentáronse en silencio y aguardaron. A su alrededor se oía el apagado murmullo de Londres; pero junto á ellos, sólo interrumpían el silencio y la tranqui-