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Página:El caso extraño del Doctor Jekyll (1891).djvu/156

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El DR. JEKYLL.

placeres, era un ser profundamente malévolo y vil; todos sus actos, todas sus ideas no tenían más objetivo que su egoísmo; tenía placer en una sed bestial de torturar á sus semejantes; sin entrañas, como una estatua de piedra. Había instantes en que Enrique Jekyll estaba horrorizado de los hechos de Eduardo Hyde; pero la situación se hallaba fuera de las leyes ordinarias, y gradualmente la influencia de la conciencia se fué relajando. Después de todo, Hyde era el culpable, únicamente Hyde. Jekyll no era peor que antes; sus buenas cualidades se despertaban y aparecían en él sin haber disminuido, y procuraba cuando le era posible, remediar los daños causados por Hyde; y así, su conciencia dormitaba.

No me propongo referir circunstanciadamente las infamias en que me vi mezclado ó complicado, pues ni aun hoy puedo admitir que fuese yo quien las cometió. Sólo quiero mencionar los avisos y las etapas sucesivas que me anunciaban la aproxima-