yon. Al siguiente día, recibió una larga contestación, en la cual empleaba Jekyll expresiones muy patéticas, y á veces, con intención, términos obscuros y misteriosos. La disputa con Lanyón no tenía remedio ni arreglo. "No censuro á nuestro viejo amigo—escribía Jekyll—pero pienso como él, que no debemos volver á vernos. Desde ahora me propongo llevar una vida absolutamente retirada; no os sorprendáis y dudéis de mi amistad, si mi puerta está á menudo cerrada hasta para vos. Es preciso que me soportéis dejándome seguir mi sombrío camino. Llevo conmigo un castigo y un peligro que no puedo nombrar. Si soy el principal culpable, soy, también, la víctima principal. No creía que esta tierra pudiese contener un sitio para sufrimientos y terrores tan inhumanos; y vos, Utterson, no tenéis que hacer más que una cosa, aliviar mis sufrimientos, y para ello, respetar mi silencio."
Utterson quedó pasmado; separada la nefasta influencia de Hyde, había vuelto