El cuerpo político lo mismo que el cuerpo del hombre comienza á morir desde su nacimiento, y lleva consigo las causas de su destruccion. Pero el uno y el otro puede tener una constitucion mas ó ménos robusta y propia para conservarse algun tiempo mas. La constitucion del hombre es obra de la naturaleza, y la del Estado es obra del Arte. No depende de los hombres el prolongar su vida; pero está en sus manos prolongar la del Estado tanto quanto es posible dándole la mejor constitucion que pueda tener. El mejor constituido perecerá; mas siempre será mas tarde que un otro, á no ser que algun accidente imprevisto produsca su ruina antes de tiempo.
El principio de la vida política está en la autoridad del Soberano. El poder legislativo es el corazón del Estado: el executivo es el cerebro que da el movimiento á todas las partes. El cerebro puede caer en paralisis y vivir con todo el individuo. Un hombre queda imbécil y vive; pero luego que el corazón falta á sus funciones, muere el animal.
No es pues por las leyes por las que subsiste el Estado sino por el poder legislativo. La ley de ayer no obliga hoy; mas el consentimiento tácito es una presunta, y se debe juzgar que el Soberano